EL GRAN DESAFÍO EN EL ISTMO DE TEHUANTEPEC (IX)

  • Hoy en día existen dispositivos digitales portátiles que permiten a campesinos establecer redes de colaboración con instituciones y financiadoras que promueven los servicios ambientales. 
  • Su intercomunicación con equipos GPS de cobertura satelital pueden coadyuvar a monitorear las condiciones ecológicas en todo el Istmo. 
  • Urge la capacitación de campo que promueva el uso y la coordinación que asegure la preservación de su biodiversidad. 

 

La FAO calcula que, en los últimos cien años, cerca de tres cuartas partes de la biodiversidad de las cosechas se han perdido; lo que ahora es factible evitar con los actuales desarrollos, como es el caso de los bancos de DNA que conservan muestras minúsculas de información genética almacenadas en frío y que representan enormes economías de almacenamiento.  Al respecto, la Iniciativa Global del Genoma (GGI) se propuso capturar, para fines del 2022, la mitad de la diversidad genómica del planeta utilizando bio-repositorios distribuidos en el mundo para el acceso expedito de investigadores interesados. Su red global está constituida por más de 100 instituciones cuyo fin es construir una base global de datos sobre recursos genómicos. A la fecha, conserva tres millones de muestras que representan el 53% de las familias y el 20% de los géneros conocidos en la naturaleza. Los bio-repositorios son indispensables para estudiar la conservación de la naturaleza, llevar a cabo monitoreos sobre la biodiversidad y apoyar su conservación. Y gracias a los laboratorios móviles de bajo costo, el registro de la biodiversidad es más accesible en todo tipo de hábitats dado que son durables y no requieren electricidad ni internet, lo que permite el intercambio de datos, la educación en aulas y la capacitación técnica in situ de poblaciones locales para que realicen sus propios monitoreos y control de plagas.  Además, protocolos multilaterales como los de Cartagena y de Nagoya ofrecen garantías para evitar procesos no debidamente supervisados que pueden significar un impacto negativo en el equilibrio ecológico o ser injustos con las comunidades que garantizan su supervivencia. 

Otro aspecto a considerar es el acceso generalizado de dispositivos mediante los que se obtienen, analizan y almacenan datos de campo y que permiten crear puentes de colaboración entre la comunidad científica que investiga la biodiversidad, los ecologistas y conservacionistas, los miembros de las comunidades que viven la biodiversidad y la sociedad en general. Los nuevos desarrollos van desde pequeños radio-transmisores, robots y drones que registran el comportamiento de especies y transmiten datos a estaciones distantes, hasta instrumentos de bio-acústica que identifican todo tipo de fauna y la calidad de sus hábitats, aunque sean de difícil acceso, o dispositivos de geolocalización y sensores de sonido que estudian la migración animal, terrestre y acuática.  

A su vez, los equipos de geo-referenciación portable (GPS) permiten que los campesinos registren la evolución de sus cultivos, que las comunidades vigilen sus áreas dedicadas a servicios ambientales y que los datos recabados sean utilizados por la comunidad científica, los centros educativos y las oficinas encargadas de pagar servicios ambientales. Tales monitoreos pueden alcanzar cobertura regional o global cuando se acompañan de la observación satelital que permite comparar datos a diferentes escalas para validar hallazgos, métricas e hipótesis sobre los factores de cambio positivo o negativo. Con tales avances, es posible mitigar la pérdida de biodiversidad mediante protocolos de intervención y con el uso de métricas biológicas sensibles. A medida que avanzan tales innovaciones, el mapeo de la biodiversidad es más preciso, y con ello se acrecienta la posibilidad de que la gente del campo, las instituciones y la sociedad en general, sean miembros activos de observatorios de la biodiversidad a nivel global, regional y local. Y esto es fundamental puesto que algunas áreas vulnerables y factibles de atención con fondos de servicios ambientales son los miles de predios degradados que pueden ser restaurados como corredores biológicos para especies en peligro de extinción, humedales habilitados como sistemas de filtración de agua y pesca regulada, así como comunidades rurales capacitadas en policultivos que incluyan maderas renovables. 

Para el caso del CT en particular y el Istmo de Tehuantepec en lo general, resulta indispensable organizar observatorios de la biodiversidad mediante la participación interinstitucional e intersectorial de las entidades federativas que comparten ambos territorios y con el respaldo financiero gubernamental y de organismos multilaterales y fundaciones interesadas en la materia. La información y datos iniciales obtenidos permitirá afinar los protocolos de intervención local y regional, así como el establecimiento de las alianzas necesarias.    

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